La forma muestra su lado mas sincero, el vacío, desde ahí las múltiples posibilidades que se generan, miles de lugares por conocer, por crear. El “contenido” por momentos es espeso, por momentos es liviano y con una vertiginosidad que nos invade, o quizá es la simple posibilidad de ser verdaderamente honestos con nuestra existencia. Venimos usando desde hace miles de años armaduras frágiles por fuera pero fuertemente oscuras y resistentes por dentro, sólo para no “ver”, y para así “aceptar” porque sí, a tal punto que no nos parezca absurdo someternos a una vida de sacrificios huecos sólo por lo masivo de esa costumbre. Pero lo bueno es que aquí no hay culpables externos a nosotros, no hay ningún poder siniestro que nos somete mas allá de nuestro existencia sumisa y mediocre, somos absolutamente responsables de nuestro lugar frente a eso.

Ese es el poder que tenemos al conocernos, el de poder cambiar, de transformarnos en una multiplicidad de seres que nos afirma como existencia a la vez que nos diluye en ella. Una forma más de nacer y morir, de devenir en esa nada, en ese todo…, es la experiencia del infinito hecha carne en la eternidad de cada instante.

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